Rusia y China están desarrollando unas armas muy poderosas capaces de 'matar' a los satélites, según publica the National Interest. Malcolm Davis, profesor asistente en relaciones internacionales en la Universidad Bond, en Australia, escribe que Rusia y China están trabajando en el desarrollo de las ASAT (armas antisatélites) terrestres, aerotransportadas y coorbitales. Así, China lanzó en mayo de 2013 un cohete de investigación que alcanzó la órbita circular intermedia además de demostrar sus capacidades de atacar a los satélites en la órbita geosíncrona, algo que, por su parte, podría obstaculizar y amenazar el funcionamiento de los satélites estadounidenses. "Las tecnologías como los sistemas electrónicos de combate y las armas de microondas abren perspectivas a la creación de las ASAT no cinéticas capaces de desactivar un satélite a través de atascamiento o sobrecarga de sus propios sistemas electrónicos, sin destruirlo físicamente", explica el experto. Además, es muy probable que "Washington y sus aliados se vean obligados a luchar dentro de un ambiente espacial degradado". De esta manera, prosigue, la eficacia de las armas de fuego sobre las fuerzas dependientes de la información debilitada provocaría que estas últimas perdieran su capacidad de explotar su ventaja de conocimiento para emplear las armas de precisión. "El campo de fuego sería igualado y para EEUU y sus aliados, incluida Australia, el uso del potencial militar sería mucho más arriesgado", profundiza Davis. Hablando sobre la política espacial actual de EEUU, el experto detalla que consiste de dos enfoques —ofensivo y defensivo—. Así, el control espacial defensivo busca proteger las capacidades espaciales de EEUU y sus aliados e incluye el Sistema de Reconocimiento de la Situación en el Espacio (Space Situational Awareness, o SSA, por sus siglas en inglés), así como la disuasión de un ataque real y el reforzamiento de la resiliencia. El enfoque ofensivo se refiere a la 'negación' de las capacidades del adversario, así como medidas para "engañar, interrumpir, degradar, negar o destruir" las capacidades espaciales del enemigo. "Así, los puntos clave ya están en vigor para que EEUU responda a la creciente amenaza de las ASAT", sostiene. Davis recuerda que EEUU demostró en 2008 su ASAT con el misil SM-3, que es parte del sistema de defensa de misiles balísticos Aegis, bajo la operación Burnt Frost (Helada Quemada). Esta medida, según el autor, fue emprendida para prevenir un "reingreso peligroso de un satélite fallido en una órbita de baja decadencia". Mientras el experto ve el riesgo en Rusia y China que tratan de defender sus sistemas, EEUU triplica los gastos en el control espacial ofensivo —de 9.5 millones de dólares de 2013 a 30.7 millones de dólares en 2016—". El presidente de Rusia, Vladímir Putin, por su parte, expresó en reiteradas ocasiones su sorpresa respecto a las preocupaciones de los países de Occidente y señaló que Rusia no representa una amenaza para nadie.
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