Una sensible tecnología militar de EE.UU. habría caído en manos de Rusia gracias al regalo que entregó el ministro de agricultura israelí al premier ruso. La semana pasada y durante el viaje del primer ministro de Rusia, Dmitri Medvedev, a los territorios ocupados, el ministro de agricultura del régimen de Israel, Uri Ariel, regaló al titular ruso un avión no tripulado (dron), usado para investigaciones agrícolas. Sin embargo, lo que hizo el ministro podría meter a Israel en problemas con EE.UU., dado que el dron ha sido desarrollado con tecnología punta norteamericana. Además, el asunto podría causar una disputa diplomática con Moscú, pues el aparato carece de algunos aportes tecnológicos. El modelo del avión no tripulado —valorado en unos 52.000 dólares— que el primer ministro ruso recibió como regalo del ministro de agricultura fue entregado sin el sistema operativo y el control remoto”, según el diario Haaretz. “El modelo del avión no tripulado —valorado en unos 52.000 dólares— que el primer ministro ruso recibió como regalo del ministro de agricultura, hostil con los palestinos, fue entregado sin el sistema operativo y el control remoto”, según informó el martes el diario Haaretz, citando fuentes oficiales. Al parecer, el personal del instituto agrícola Volcani, visitado por Medvedev, se negó a entregar, por razones no especificadas, el equipo de control remoto y una cámara térmica, con un costo estimado de 26.000 dólares, que se había instalado en la aeronave. De acuerdo con el rotativo israelí, los rusos ya han pedido a Volcani esas piezas y si no las recibe, el acuerdo agrícola recientemente firmado con Israel —para apoyar la industria láctica rusa—, por un valor de hasta 15.000 millones de dólares, podría peligrar. Al mismo tiempo, podría haber problemas si se descubre que el dron de doble uso —es decir, civil y militar— está equipado con tecnología estadounidense, cuya exportación a Rusia no ha sido aprobada por el ministerio de asuntos militares del régimen. De hecho, conforme a Haaretz, la exportación del equipo debería haber sido aprobada de antemano por la cartera israelí. Se trata de una autorización que tiene por objeto impedir que la tecnología avanzada desarrollada por EE.UU. llegue a manos de “países hostiles”, capaces de dañar fuertemente al país norteamericano.
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